Durante mi vuelo de ayer a San Francisco terminé de leer Stanley Kubrick Interviews, una estupenda recopilación editada por Gene D. Phillips. Me impresionó este fragmento de Richard Schickel tomado de la revista Time en 1975, unas cuantas semanas antes del estreno de Barry Lyndon:
Kubrick es el hombre más tímido y racional en lo referente a su trabajo. Sus excentricidades — el secretismo, su gran ansia de privacidad — tienen su origen en lo tremendamente consciente que es del implacable paso del tiempo. Quiere aprovechar el tiempo para “crear una cadena de obras maestras”, como relató un conocido suyo. El estatus social no significa nada para él, el dinero no es sino una herramienta de su oficio.
Me recuerda a alguien.