Thomas Geoghegan:

Pero el Senado, tal y como funciona actualmente, verdaderamente se ha convertido en anticonstitucional: tal como pudimos ver durante el reciente desastre de la reforma sanitaria, se exige una mayoría de 60 votos para superar una maniobra obstruccionista y aprobar cualquier proyecto de ley disputado. Los fundadores de la nación, sin embargo, se oponían totalmente a que estas supermayorías fueran la norma, y la omnipresente amenaza de la maniobra obstruccionista ha convertido al Senado en un obstáculo mucho más radical para la voluntad popular que lo que jamás desearon.