Para conducir un coche solía ser necesario manejar un pedal de embrague para cambiar de forma manual las marchas a medida que uno aceleraba y deceleraba. Entonces apareció el cambio automático. En un coche automático, el proceso del cambio de marchas queda totalmente abstraído. El embrague desaparece. Para ir más rápido aprietas más el pedal del acelerador.
Eso es lo que Apple está haciendo con la informática. Un coche con cambio automático sigue cambio de marchas; lo que ocurre es que el conductor no necesita estar al tanto. Un ordenador con iPhone OS sigue teniendo un sistema de archivos jerárquico; el usuario nunca lo llega a ver.
Esto no significa que no haya que renunciar a nada. Los entusiastas de los coches (y los auténticos expertos como los conductores de coches de carreras) siguen conduciendo coches con cambio automático. Estos coches ofrecen un mayor control; son más eficientes. Pero la amplísima mayoría de los coches que se venden hoy en día son automáticos. Lo mismo ocurrirá con los ordenadores. Algún día, la gran mayoría serán como el iPad en términos del lo abstraído que queda el ordenador que sigue habiendo por debajo. Los ordenadores manuales, como los Macs y los PCs con Windows, poco a poco irán pasando de ser lo habitual a la excepción, algo que solamente resulte interesante para expertos, entusiastas y programadores.
En todo el sistema del iPad system, Apple ha introducido un nuevo elemento de interfaz al que llaman “popover”. Es un nombre perfecto. Los popovers son como una mezcla entre cajas de diálogo, menús desplegables y ventanas de inspector. Un ejemplo es la lista de carpetas de correo en Mail al funcionar en modo vertical. Cuando iPad Mail está en modo apaisado, se ve una pantalla partida con dos paneles a la vez: cuentas/carpetas/mensajes a la izquierda, y a la derecha un panel siempre visible con el mensaje de correo en detalle. Cuando iPad Mail esté en modo horizontal solamente ves un panel, pero puedes tocar un botón situado arriba a la izquierda para mostrar un popover con los mensajes de la carpeta activa.
Están muy bien pensados. Como su nombre implica, aparecen en pantalla “por encima” de las vistas existentes. Pero no se pueden arrastrar. No son ventanas. Tienen una posición fija, y siempre tienen una flecha que apunta al botón o control (como un evento en Calendario) que el usuario ha tocado para abrir el popover. Para cerrar un popover basta con tocar fuera de él — si se toca cualquier cosa que esté fuera de él, éste se cierra. Desde un punto de vista conceptual, quizás sea como tocar la vista que hay por debajo del popover para que desaparezca. Por tanto, los popovers no tienen un botón con una “X” en la esquina superior izquierda, ni nada que tenga una etiqueta explícita como “Cerrar” o “Cancelar” o “Terminar”. Simplemente tocas por fuera de él. Este es uno de esos aspectos del interfaz del iPad que debes sentir para comprenderlo. Da la sensación de ser perfecto.
Según las Directrices del Interfaz Humano del iPad (que por desgracia sólo está disponible para los programadores registrados en el kit de desarrollo del iPhone), existe una variante modal:
Los popovers y las vistas modales son parecidas, en el sentido de que no se puede interactuar con las vista principal mientras haya abierto un popover o una vista modal. Pero una vista modal siempre es modal, mientras que un popover puede usarse de dos maneras distintas:
- Modal, en cuyo caso el popover oscurece la zona de la pantalla que tiene a su alrededor y que debe hacerse desaparecer de forma explícita. Este comportamiento es muy parecido al de una vista modal, pero el aspecto de un popover suele darle un tono más ligero a su utilización.
- No modal, en cuyo caso el popover no oscurece la zona de la pantalla que tiene a su alrededor y se puede tocar por fuera del popover para hacer que éste desaparezca. Este comportamiento hace que un popover no modal parezca una vista más de la aplicación, en lugar de un estado distinto.
No recuerdo haberme encontrado con la variante modal durante mi brevísima expedición al interfaz del iPad; los no modales parecen mucho más habituales.
La consecuencia general de los popovers es que se cambia mucho menos de vista en una aplicación en el iPad que en una para el iPhone. En el iPad aparecen como popovers en una vista principal las cosas que en el iPhone hacen que entremos en una nueva vista a pantalla completa — como, por ejemplo, estar viendo un mensaje de correo y volver a la lista de mensajes, o mostrar los favoritos de Safari, o visualizar los detalles de un evento del calendario.
Imaginad entonces, por ejemplo un cliente de Twitter para el iPad visualizado en modo apaisado. Podrías tener una vista partida con una lista de tweets a la izquierda. En la zona derecha podrías tener una vista web para ver páginas web enlazadas desde los tweets. En lugar de desplazar la pantalla ocultando la lista de tweets para cargar la página web, podrían existir simultáneamente. Y un popover podría permitir el cambio entre distintas cuentas de Twitter.
La pantalla del iPad tiene 1024 × 768 píxeles. Con 9,7 pulgadas de diagonal, la densidad de píxeles es aproximadamente 132 píxeles por pulgada. Es menor que la del iPhone y el iPod Touch, que cuentan con pantallas de 480 × 320 con unos 162 píxeles por pulgada. Esto supone que el texto no se ve tan bien definido en el iPad. Pero me dio la impresión de que lo sujetaba a más distancia de mis ojos que mi iPhone, de modo que a fin de cuentas parecían tener la misma definición.
Lo que me pareció interesante es que esta resolución me resulta muy familiar — durante años utilicé PowerBooks e iBooks con pantallas de 1024 × 768 con Mac OS 9 o Mac OS X. De algún modo, 1024 × 768 en el iPad da la sensación de ser muy distinto a la misma resolución en Mac OS — físicamente es más pequeño, pero conceptualmente es mayor. El concepto de la pantalla completa, sin ventanas de estilo Mac solapadas y que se pueden arrastrar, permite que en el iPad se puedan usar todos los píxeles posible para mostrar contenidos en lugar de elementos del interfaz del sistema.
Con la aplicación Calendario en el iPad, por ejemplo, la vista de mes parecía más eficiente y con una mayor densidad de información que iCal en la pantalla de 1440 × 900 píxeles de mi MacBook Pro.
También resulta interesante Safari en el iPad. Aunque la pantalla ofrece el mismo número de píxeles que lo que en su momento fue la resolución estándar de una pantallá de portátil, Safari para iPad muestra las págians como el iPhone. La experiencia de navegar por internet se reduce a hacer zoom y scroll.
La presentación que más me sorprendió es el soporte del iPad para teclados hardware — no sólo el nuevo dock con teclado, sino también teclados Bluetooth. Me sorporende porque es una decisión muy práctica, aunque no elegante. Hay cierta belleza en cómo el iPhone y el iPod Touch sólo permiten la entrada de texto mediante la pantalla táctil.
No hace falta decir que me sorprende positivamente. Me puedo imaginar totalmente viajando a conferencias (o eventos como este) sin el MacBook, llevando sin embargo un iPad y un teclado keyboard.
El teclado en pantalla del iPad no está nada mal mejorando lo presente, pero es exactamente lo que creéis — sirve para teclear estilo pollo, no para mecanografiar. Si quieres escribir de verdad vas a necesitar un teclado físico.
No obstante, habiendo usado ayer el teclado hardware, está bien claro que no es más que un dispositivo de entrada secundario. No se puede hacer nada con el interfaz del iPad mediante el teclado. Sirve casi exclusivamente para introducir texto. Los cursores sólo funcionan con la edición de texto. Las combinaciones de Mayúsculas+cursor sirven para seleccionar fragmentos de texto, y las combinaciones Comando+cursor sirven para mover el cursor de escritura al principio o al final de cada renglón. Sin embargo, las combinaciones Alt+cursor no sirven para moverse palabra por palabra.
Los cursores no sirven para moverse por el interfaz. Ese el tipo de cosas que espero que mejore con el tiempo (quién sabe, quizá incluso antes de que se ponga a la venta), pero hay algunos errores de bulto. Por ejemplo, en iPad Mail, cuando empiezas a escribir en el campo Para: para indicar el destinatario de un mensaje, y la sugerencia de autorrelleno como la del iPhone aparece bajo el campo, no se puede seleccionar usando el teclado. Hay que tocar la pantalla. El dock con teclado no tiene tecla Escape, que ha sido reemplazada por una tecla que realiza la misma función que el botón Home del iPad. Pero si intentas hacer que desaparezca un popover pulsando “Esc”, bum, vuelves a la pantalla de inicio. Y una vez que estás de vuelta en la pantalla de inicio, no parece haber manera de abrir otras aplicaciones usando solamente el teclado. Da la impresión de no estar acabado del todo.
La versión del iPhone que usa el iPad contiene más fuentes tipográficas que iPhone OS 3.1, incluyendo mi apreciada Gill Sans. La aplicación iBooks te permite cambiar la tipografía del texto, pero sólo de una lista de cinco fuentes.
iBooks utiliza una alineación con justificación completa para los libros, sin que parezca existir ninguna opción para cambiar a alineación izquierda. No es capaz de dividir palabras con guiones al final de un renglón, lo que produce huecos entre palabras muy poco estéticos. Ningún lector digital de los que conozco hace justicia a los libros con una tipografía de calidad, pero tenía la esperanza de que Apple lo hiciera mejor. Es tipografía de calidad web, no de calidad de imprenta.
En cuanto a Amazon, puede que acaben adorando este nuevo aparato. El negocio de Apple es vender primero los dispositivos, y después los contenidos, Creo que Amazon la da más importancia a vender los contenidos, y después los dispositivos. Un mundo en el que las ventas de los Kindle palidezcan en comparación con las del iPad, pero en el que haya una aplicación Kindle para iPad muy popular que compita contra iBooks no es una mala situación para Amazon. Apple sólo vende libros electrónicos que se pueden usar en sus propios dispositivos; a Amazon le interesa venderlos para cualquier dispositivo.
Por último, una opinión sobre el agresivo precio del iPad. Está claro que Apple no va a ganar tanto como podría. Podrían cobrar sin ningún problema 999 dólares como precio de partida, y cientos de personas seguirían haciendo cola ante cada Apple Store esperando a comprar un iPad el primer día que estén disponibles. Después podrían bajar el precio más avanzado el año, a medida que se acerque la temporada de Navidad.
Está claro que les interesan más las cifras de ventas que el margen de beneficios por cada unidad. El panorama de la informática móvil está casi virgen, a la espera de los pioneros, y Apple intenta hacerse con una posición de dominio duradera.