La feria Macworld Expo 2010 despega mañana en San Francisco. ¿Podrá mantener el vuelo sin Apple? No lo sé. No creo que nadie lo sepa todavía. La tradicional presencia de Apple en la Macworld era tan grande, tanto de forma figurada (con la atención que se prestaba a su conferencia inaugural) como literal (con su gigantesco stand en la zona de exposición), que su ausencia ha convertido a la Macworld en un evento nuevo. Creo que ha sido una decisión inteligente por parte de IDG retrasar la fecha un mes; cualquier cosa que hagan que sirva para hacer hincapíe en que este año va a ser nueva y diferente no puede sino ayudar. (No tengo ni idea de si era posible, pero si lo hubiera sido, habría votado por trasladarlo todo al otro lado de la calle hasta el Moscone West, sólo por hacer que además tenga un aspecto distinto).
La ausencia de Apple se sentirá de dos modos. En primer lugar, la falta de una conferencia de Apple ha reducido notablemente la atención prestada por los medios. Eso era algo inevitable. Pero no era realmente la Macworld Expo, el congreso, el objeto de atención. Era la propia Apple. Las conferencias de Apple no tenían mucho que ver con la exposición o con las charlas. Supongo que cierto número de asistentes consideraban la asistencia a la conferencia de Apple una razón importante para comprar un pase para la conferencia, pero desde el punto de vista de los porcentajes sólo una pequeña fracción de los asistentes podrían llegar a ver esta conferencia en persona. No es que Apple no nos haya dado gran cosa de la que hablar últimamente — hola, iPad — es que no lo anunciaron en la propia Macworld.
Para mí, el factor que es causa de preocupación es la ausencia de Apple de la zona de exposición. Tenían un stand gigantesco en una zona destacada y atraían a la gente. El papel que tuvieron en la zona de exposición es bastante análogo, creo, al desempeñado por unos grandes almacenes como Macy’s o Nordstrom en un centro comercial.
Para mí, sin embargo, el motivo para recorrer la exposición siempre han sido las pequeñas empresas — con frecuencia las muy pequeñas. Aquellas en las que la gente presente en el stand son también los ingenieros y diseñadores que han creado el producto que promocionan. He acudido a un montón de Macworld Expos y en ninguna ocasión he dejado de descubrir al menos un producto fascinante al recorrer la exposición.
En términos de lo que ocurre aparte de la feria, hace tiempo que pienso que el disparatado nivel de atención prestada a la conferencia de Apple le robaba protagonismo al hecho de que la Macworld se ha convertido en un enorme y exitoso congreso, con sesiones que abarcaban todo tipo de materias, desde programación a diseño gráfíco.
Nada podría sustituir una conferencia de Steve Jobs, así que son inteligentes al no intentarlo. En lugar de ello, Macworld ha organizado un buen número de conferenciantes invitados a lo largo de la semana, incluyendo a David Pogue, Kevin Smith (sí, ese Kevin Smith), Leo Laporte, y vuestro humilde servidor. Daré una charla el viernes a las 16:30, durante la que compartiré las recetas secretas de mis premiadas madalenas y cruasanes que se derriten en la boca.
(Lectores de Daring Fireball: podéis registraros para la charla usando el código de descuento “GRUBER” para conseguir un pase gratis para la exposición que os permitirá el acceso a mi charla (y a la zona de exposición y las otras presentaciónes). Ese código también es válido para un descuento del 20 por ciento en cualquiera de las conferencias. Recordad que con ese código es totalmente gratis venir a ver mi charla y el resto de presentaciones).
La conclusión para mí es que hay potencial para que la Macworld siga siendo un gran espectáculo. Imaginaos que nunca hubiera habido una Macworld Expo antes, y que este fuera el primer año. No sorprendería a nadie que Apple decidiera no participar. ¿Hay demanda de un festival de varios días de duración para los amantes y profesionales del Mac y el iPhone? Yo digo que sí.