Khoi Vinh habla sobre el diseño de Popular Science para el iPad:
Y además son repetitivos; una y otra vez, es el mismo formato básico en el que una capa de texto se desliza sin motivo alguno sobre una imagen fija de fondo. Esa repetición no ayuda mucho a evitar la sensación de falta de ubicación a lo largo de toda la aplicación; la navegación tiene buenas intenciones pero no pasa de ser molesta, aunque sinceramente se acerca más a la incompetencia. (Mientras aprendemos a crear publicaciones para el iPad, ¿qué tal si imponemos una moratoria sobre la idea de mostrar las instrucciones del uso del interfaz? Si necesitas explicarlo, y esto es algo en lo que todos deberíamos estar de acuerdo, entonces el diseño no está cumpliendo su labor). Con esta aplicación me perdí y me frustré en repetidas ocasiones, y al final me aburrí.
Totalmente de acuerdo.
La falta de ubicación es un problema enorme. Con una revista, periódico o libro de papel, sabes en qué parte te encuentras y cuánto te queda, en función de las páginas que tienes en tus manos. La aplicación de Popular Sciencepara el iPad es visualmente interesante y espectacular, pero uno no tiene sensación de lugar, y lo que es peor, me he dado cuenta de que ni siquiera sabes dónde hay contenido en el que se puede hacer scroll. Es más bien el interfaz de una revista táctil sacada de una película de ciencia ficción que algo que realmente esté bien hecho.
(Si contratara a alguien para que diseñe una revista para el iPad, vendería uno de mis riñones para contratar Khoi Vinh. No estoy seguro de qué papel ha tenido en el diseño de la aplicación para el iPad del New York Times, de nombre NYT Editors’ Choice, pero estoy totalmente enamorado de esa aplicación. La aplicación ha cambiado mis costumbres de lectura por la mañana. Tiene cierto factor de asombro propio de algo sacado de la ciencia ficción, pero tiene elegancia, da una sensación de ubicación, y da la misma sensación que The New York Times — el Times que conozco y quiero, siendo alguien con suficiente edad para recordar vívidamente que ser un adicto a las noticias significaba mancharte los dedos de negro cada mañana — de una forma que la web nytimes.com nunca ha conseguido).