El tono chistoso del artículo de Brian Lam sobre esta carta y el énfasis en lo de “¿¡veis, lo vamos a devolver!?” distraen del aspecto más interesante. Lam cita su propia respuesta a Sewell, en la que escribe:
Nos alegra que vengáis a recoger el teléfono. Nos quemaba en las manos. Para que lo sepáis, no sabíamos que era robado cuando lo compramos.
Robado, no perdido.