Ken Jennings:
Esperaba que las habilidades cognitivas de Watson fueran bastante superficiales, pero sentí una intranquilizadora sensación de familiaridad mientras sus programadores nos ponían al día antes del gran enfrentamiento: las técnicas que usaba el ordenador para desentrañar la pistas del Jeopardy se parecían a las mías. La máquina se centra en palabras clave de una pista y a continuación repasa su memoria (en el caso de Watson, un banco de datos de conocimientos de la humanidad de 15 Terabytes) en busca de cúmulos de asociaciones con esas palabras. Compara de forma rigurosa las principales coincidencias con toda la información contextual que es capaz de obtener: el nombre de la categoría; el tipo de respuesta que se busca; el tiempo, lugar y género sugeridos por la pista, y así sucesivamente. Y cuando considera estar suficientemente “seguro”, decide apretar el pulsador. Todo esto es un proceso instantáneo e intuitivo para un jugador humano de Jeopardy, pero acabé por convencerme de que por dentro mi cerebro estaba haciendo más o menos lo mismo.