Caleb Crain:
La separación entre palabras no debería darse por sentada. El griego clásico, el primer alfabeto que contenía vocales, podía descifrarse sin que hubiera separación entre palabras si uno probaba a pronunciarlo, y su escritura prescindió de dicha separación. En los primeros monumentos romanos, las palabras se dividían con espacios o con puntos centrados, pero el latín también acabó por desechar la separación entre palabras en el siglo II. Esta pérdida resulta sorprendente, puesto que al ojo le cuesta mucho más leer texto sin separación entre palabras.