A Niall Harbison se le ha ocurrido una pésima idea:
Instagram está creciendo a un ritmo feroz. No se trata sólo de las cirfas, que muestran la rapidez con la que está creciendo, sino que los creadores de opinión lo utilizan. A falta de una palabra mejor, es el lugar más “guay” en el que compartir fotos a través de Internet. Parece que ya tiene vida propia y que seguirá creciendo y no desaparecerá como una moda pasajera, porque el producto es muy bueno y a la gente le encanta usarlo.
Su último apartado se titula “Ni siquiera Google podría fastidiar esto”. Me temo que discrepo. Ser guay no se paga con dinero.