Marco Arment no lo acaba de pillar. No obstante, se acerca mucho. Escribe lo siguiente:
La mayoría de nosotros tuvimos ideas absurdas. John Gruber quería que Apple reinventara la informática móvil. Yo quería que Apple reinventara los interfaces portátiles y la facilidad de uso para los profanos. Creo que muchas otras personas querían que Apple reinventara las leyes de la física.
En realidad no ocurrió ninguna de estas cosas. El iPad es en realidad un iPod Touch gigante, que a su vez es básicamente un iPhone sin llamadas.
Yo diría que lo que ha ocurrido es exactamente una redefinición de la informática móvil. Es sorprendentemente y deliciosamente “iPhonesco” en muchos sentidos. Pero si lo utilizas durante unos minutos, se nota perfectamente que el iPad no es un iPhone inflado, sino más bien que el iPhone es una versión reducida del y limitada del iPad. El iPad es a lo que se han dirigido todo este tiempo.
Las aplicaciones de iWork son increíbles. Totalmente utilizables. Un interfaz completamente nuevo para las aplicaciones ofimáticas. Quizá la mejor comparación sea la aplicación Calendario. No se parece en nada a la versión para el iPhone.
En términos de, digamos, estilo y filosofía del interfaz, sí que está en la misma onda que el iPhone. Pero en términos de posibilidades y ambición, va mucho más allá.