Ya te diré yo lo que es justo

Hablando de Joe Wilcox, en medio de un artículo de 1.500 palabras que escribió la semana pasada acusándome de “ser un cobarde” porque no hay un sistema de comentarios en Daring Fireball, Wilcox escribió lo siguiente en respuesta a mi artículo en el que dije que “Google fue quien empezó esto” sobre la complicada situación de Apple / Google / Android / AdMob:

Si Daring Fireball permitiera dejar comentarios, habría respondido a las fantasías de John sobre Apple y Google. John imita a Steve Jobs, que el mes de marzo les dijo a sus empleados: “Nosotros no entramos en el negocio de las búsquedas. Ellos sí que han entrado en el negocio de los teléfonos”.  Desde entonces Steve ha realizado afirmaciones similares — que de algún modo Google se entrometió en el negocio de los teléfonos en el que había entrado Apple. Sencillamente no es cierto.

Google compró Android en agosto de 2005, unos 18 meses antes de que Apple anunciara el iPhone y casi dos años antes de que el terminal estuviera a la venta. Google anunció su intención de entrar en el negocio de los teléfonos móviles en el momento en que adquirió Android. Quizá las intenciones de Google echaron a perder ciertos planes secretos de Apple, pero eran totalmente claras.

Hay dos argumentos que merece la pena analizar en este caso. Dan Lyons, interpretando a Steve De Pega, intentó planetar algo parecido aquí. Uno de los argumentos es que es de locos afirmar que Google no estaba en el negocio de los teléfonos móviles antes del iPhone. Pero nadie dice tal cosa. Google compró Android en 2005 y el iPhone no fue presentado hasta enero de 2007. Nadie lo discute (Tened presente que la cita que Wilcox atribuye a Jobs está parafraseada).

No se trata de que Google cambiara de rumbo para meterse en el negocio de los teléfonos. La cuestión es que se metieron en el segmento del negocio de los teléfonos ocupado por el iPhone. Así era Android en 2007. Este es un prototipo de hardware genuino de la época. No se parecía en nada a un iPhone, ni a nada que Apple le pudiera interesar fabricar. Parecía un BlackBerry o un teléfono Windows Mobile — teclados físicos y pantallas no táctiles.

Fijaos en esos diseños de Android en 2007 comparados con el iPhone original de 2007. Ahora comparad un diseño de Android de 2010 con un iPhone actual. No me diréis que la estrategia de Google en el mercado móvil no ha cambiado.

Lo que nos lleva al argumento de Lyons, que consiste en que es raro creer que Google haya hecho algo que ofenda a Apple — que existe un sentimiento de “¿Cómo se atreve Google a competir con Apple?”. Pero nadie dice eso — al menos yo no lo digo. No fue injusto que Google decidiera competir directamente contra el iPhone y copiar ideas de él. Es competencia. Puede que esto le siente mal a Apple, pero no es salirse de las normas.

Lo extraño es que Google hiciera algo así — cambiar de forma agresiva a Android, haciendo que pasara de ser un competidor de BlackBerry/Windows Mobile a ser un competidor del iPhone — y que todo el mundo espere que Apple no quiera vengarse, que el lugar de eso se quede de brazos cruzados y haga que el resto de su relación empresarial estrecha con Google continúe como si nada hubiera cambiado (y seguir permitiendo que si principal rival en el sector de los sistemas operativos móviles acumule enormes cantidades de datos de uso de aplicaciones para el iPhone).

Parece que la idea de Google era crear una situación en plan “cara, gano, yo; cruz, pierdes tú”, en la que si Android gana serían dueños de la principal plataforma de publicidad móvil del mundo, pero que si iOS gana seguirían teniendo la principal plataforma publicitaria móvil del mundo y venderían anuncios para las aplicaciones de iOS. ¿Qué otra empresa en la misma situación de Apple se quedaría de brazos cruzados y permitiría que esto ocurriera? Lo que resulta interesante es que no tenía por qué ser así. Si Google hubiera seguido con Android como un competidor de BlackBerry, no creo que Apple hubiera lanzado iAds. Quizás me equivoco, y Apple lo habría acabado haciendo de todos modos, porque a final de cuentas lo que importa es el dinero, y en breve se moverá una enorme cantidad de dinero en la publicidad móvil. Pero nunca lo sabremos, porque Google disparó primero.1

Nada de esto es agradable. La competencia no tiene por qué serlo (eso sí, algunas empresas son menos amables, o como mínimo menos dignas de confianza que otras). Pero Google y Apple no estaban compitiendo de forma significativa hasta que Google volvió a Android contra el iPhone.

Ninguna empresa gana en este mercado sin ser despiadada. Se obtiene el control y después se utiliza. Pero Apple no es un grupo de gente simpática que triunfó (sí que diría que son una empresa sincera, al menos comparada con otras empresas de un tamaño parecido — pero ¿gente simpática? Ni hablar). La diferencia con Apple es que son los primeros triunfadores con buen gusto.


En cuanto a los argumentos de Wilcox sobre los comentarios enviados por los usuarios:

A John le resulta fácil reescribir la historia cuando no hay un modo fácil de responderle. Daring Fireball es su blog. Es su voz. No siente ninguna obligación de ofrecerle a nadie un modo sencillo de establecer un diálogo de responderle. Pero su planteamiento de blog sin comentarios está fuera de lugar en una época en la que tantos sitios web y servicios proporcionan herramientas de discusión y animan a sus usuarios a que los usen.

No me preocupa que algo esté fuera de lugar. Me preocupa saber qué es lo mejor.

Pero hay algo relativo al planteamiento sin comentarios que me molesta. John me ha criticado a mí y a mis artículos varias veces en Daring Fireball, pero no podía contestarle en su web. Era un argumento único en el que sus secuaces dificultaban aún más cualquier diálogo.

Tú escribes en tu sitio web; yo escribo en el mío. Eso es una respuesta. Yo no uso los comentarios en la web de Wilcox para responder de forma pública a sus artículos, pero de algún modo es injusto que él no pueda aprovechar los comentarios en mi sitio web para responderme a mí. ¿Acaso tiene eso algún sentido? Y si no hay comentarios en DF, ¿de qué modo los lectores de DF “dificultan el diálogo”? (Sí que entiendo que los lectores de DF a veces dejan comentarios molestos en sitios web a los que enlazo. Pero ¿de qué modo eso justifica que deba tener comentarios en DF?).

Lo que convierte a DF en una tribuna efectivo y eficiente es precisamente el hecho de que esté despejado. Mi objetivo es que no aparezca en ningún lugar del sitio web ni una sola palabra que esté de más.

¿Es mi tribuna mayor que la de Joe Wilcox? En efecto. Pero es justo, porque creé esta tribuna por mí mismo. Creo firmemente que todos los sitios web acaban atrayendo la atención y el respeto que merecen. Lo que cuesta es lograr que “acaben” por conseguirlo.

Solía ocurrir al principio de DF que los que se quejaban de la falta de comentarios sencillamente pensaban que un sitio web sin comentarios no era en realidad un “weblog” (mi respuesta típica por aquel entonces era: “Vale, pues no es un weblog”). Normalmente no eran quejas, sino más bien preguntas: ¿Por qué no?

No obstante, ahora que DF ha logrado una pizca de fama, lo que suelo recibir no son preguntas o quejas sobre la falta de comentarios, sino directamente exigencias de que los incorpore — exigencias por parte de gente que comprende que he creado algo muy interesante y que atrae una gran cantidad de atención, y creen que tienen derecho a participar de ello.

Pues no lo tienen.

En julio de 2009, Doreen Marchionni?, de la Facultad de Periodismo de Missouri, escribió sobre la importancia del “periodismo conversacional”. Ofrece buenos consejos para John o para cualquiera que escriba de forma profesional en la web.

Resulta que conozco en persona a Doreen, y estoy de acuerdo en que sus consejos son sabios y su información está bien fundamentada. Pero quizás si Wilcox hubiera leído más allá del título de esta pieza breve de Doreen a la que enlazó, se habría dado cuenta de que la palabra “comentario” no aparece por ninguna parte, y que una buena parte de sus consejos describe lo que yo ya hago — por ejemplo, su recomendación de “conectar de forma activa con el público a través de Twitter, Flickr, Tumblr, Facebook y/o otras herramientas de redes sociales”.

Incluso diría que Daring Fireball es, en cierto modo, un sitio web enormemente “conversacional”. Cuando escribo, intento escribir bien, y la atención que recibo es mía. Ahora bien, cuando enlazo a otro sitio intento enviar a mis lectores a otro sitio. Comparto tanto tráfico como puedo. ¿Acaso tiendo a enlazar con más frecuencia a artículos con los que estoy de acuerdo, o que creo que están en lo cierto? Por supuesto, porque son los que suelo considerar de mayor interés para mis lectores. Pero no es cierto que nunca enlace a artículos con los que no estoy de acuerdo — o artículos escritos por gente que está en desacuerdo conmigo.

Los comentarios, al menos en los sitios web con popularidad, no son conversaciones. Son concursos cacofónicos de quién grita más. DF es una conversación filtrada, desde luego, pero esa es la única premisa.


  1. Pensadlo de este modo: si estáis de acuerdo en que es posible que Apple nunca hubiera creado iAds y/o impedido que Google recogiera información de uso de aplicaciones de iOS si Google no hubiera usado Android para competir con el iPhone, y si el iPhone acaba siendo a largo plazo la plataforma dominante para la publicidad móvil, entonces Google podría acabar obteniendo menos beneficios que si nunca hubieran entrado en el negocio de los teléfonos. Son una empresa de publicidad que ha decidido convertirse en enemigo de un antiguo aliado que tiene el control (y un control muy firme) de una plataforma de publicidad de rápido crecimiento. Leed bien esta nota al pie — a largo plazo Android podría acabar siendo una mala decisión financiera para Google. ?