Jonathan Berger, que entonces trabajaba como becario en Apple, le preguntó a Steve Jobs en el año 2000 por qué había vuelto a Apple. Esta es la respuesta de Jobs, parafraseada por él:
“Cuando intentaba decidir si volver a Apple o no, tuve muchas dudas. Hablé con un montón de personas y me dieron montones de opiniones. Y una noche, ya era muy tarde, estaba dándole vueltas y llamé a un amigo a las 2 de la madrugada. Le pregunté: ‘¿debería volver, o no?’, y mi amigo me respondió: ‘Mira, Steve, a mí Apple me importa una mierda. Decídete ya’, y colgó. Fue justo en ese momento cuando me di cuenta de que Apple me importaba de verdad”.
Tiene que ser Ellison (visto a John Siracusa).
Va a llevar un tiempo acostumbrarse.
Stanley Kubrick declaraba lo siguiente en su entrevista a Playboy del año 1968:
Lo más terrorífico del universo no es su hostilidad, sino su indiferencia; pero si podemos aceptar esta indiferencia y afrontar los retos de la vida respecto a los límites que impone la mortalidad —por mucho que el hombre pueda alterarlos— nuestra existencia como especie puede alcanzar un verdadero significado y realización.
Por muy vasta que sea la oscuridad, debemos aportar nuestra propia luz.
Tim Cook:
Quiero que sepáis que Apple no va a cambiar. Aprecio y celebro los principios y valores que Apple defiende. Steve creó una empresa y una cultura distintas a las existentes en el resto del mundo y permaneceremos fieles a esto —está en nuestro ADN. Seguiremos creando los mejores productos del mundo para sorprender a nuestros clientes y haremos que nuestros empleados estén totalmente orgullosos de su trabajo.
Peter Burrows y Josh Tyrangiel escriben para Businessweek:
El día del anuncio, una persona cercana a Jobs, que no tenía permiso para hablar sobre su salud, declaró que el ya ex consejero delegado pasó el día entero en la sede de Apple en Cupertino (California) y asistió a una sesión habitual del consejo directivo. Esta persona describió el estado de Jobs como frágil pero añadió que su dimisión no era indicativa de un repentino empeoramiento y que Jobs, aunque las últimas semanas tuvo que permanecer en su casa, estaba muy activo. Jobs reunió a su equipo ejecutivo para una emotiva reunión tras la publicación de su dimisión. También dejó muy claro que tiene intención de ser muy activo como presidente del consejo, según otra persona conocedora de los detalles de la transición.
Menuda reunión debió ser.
La reacción de los mercados fue instantánea: las acciones de Apple cayeron hasta un 7 por ciento tras el anuncio.
En estos momentos las acciones solo han bajado un 1 por ciento, algo por debajo de la media del S&P 500.
Estaba leyendo hace un rato en Internet, buscando la confirmación de la noticia que había aparecido diez minutos antes sobre que Steve Jobs había dimitido de su cargo de consejero delegado, y no dejaba de sentirme molesto cada vez que veía el adjetivo “impactante” para describir la noticia. Pero resentimiento inicial no estaba justificado. No es algo que haya surgido de la nada, ni siquiera era algo que no se pudiera esperar. Todos lo veíamos venir —pero sí que es impactante.
Vi el titular y mi sistema nervioso se quedó paralizado.
Lo que hay que tener presente es esto: la Apple de mañana, de dentro de una semana y de dentro de un mes seguirá siendo la misma Apple de ayer, de hace una semana y de hace un mes. Tim Cook no ha sido nombrado “consejero delegado” hasta hoy, pero ha sido el director ejecutivo de la empresa desde que Jobs se tomó la baja médica —la tercera ya— en enero, y posiblemente antes de eso. Sea el que sea el papel de Steve de ahora en adelante, solo es diferente en el título, no en lo que ha sido a efectos prácticos durante algún tiempo. Tenga lo que tenga, su enfermedad ha afectado a su rendimiento.
No es ninguna coincidencia que escribiera el mes pasado sobre la sucesión de Jobs. Lo único que necesitaréis leer de ese artículo es la segunda nota al pie:
Quizás todo este artículo podría resumirse en: “A ver, que va a ser Tim Cook, y ya está”.
¿Cómo se sustituye al hombre irremplazable? Como hemos visto hoy. Una baja médica indefinida mientras mantiene el título de consejero delegado. Nuevos productos tremendamente sólidos, estre ellos una gran mejora al iPad, el dispositivo que está poniendo patas arriba a toda la industria de la informática. La cesión de las gestiones cotidianas y el liderazgo en favor de Tim Cook, su mano derecha y sucesor. Cargos de gran importancia presentes durante presentaciones públicas de productos, como Phil Schiller, Scott Forstall, Eddy Cue. No era algo que se pudiera ver u oír, pero estando entre el público durante la conferencia inaugural del WWDC de este año, era algo que se notaba. A mitad de la presentación escribí lo siguiente:
Está presente, pero es la primera conferencia post-Steve.
Los productos de Apple están repletos de funciones y detalles propios de Apple, con aplicaciones del estilo de Apple, metidos en embalajes con el estilo de Apple, se promocionan en anuncios con el estilo de Apple, y se venden en tiendas con el estilo de Apple. La empresa es una estructura fractal. Simplicidad, elegancia, belleza, inteligencia, humildad. Franqueza. Sinceridad. Echándonos atrás se puede ver que lo mismo que define a los productos de Apple también es válido para Apple en su conjunto. La propia empresa tiene el estilo de Apple. La misma reflexión, cuidado y atención obsesiva al detalle que Steve Jobs aplicó a preguntas como “¿cómo debería funcionar un ordenador?”, “¿cómo debería funcionar un teléfono?”, “¿cómo se debería comprar música y aplicaciones en la era digital?” también la aplicó a la pregunta más importante: “¿cómo debería funcionar una empresa que cree productos como estos?”
La mayor creación de Jobs no es un producto de Apple. Es la propia Apple.
El anuncio de hoy es solo un paso más, si bien un paso grande y triste, en una transición racional planeada hace mucho tiempo —una transición que nadie quería pero que por desgracia por se podía evitar. Y como siempre, lo está haciendo a su manera.
Así son las cosas.
Cuenta que Microsoft también estaba interesada. Y añade esto:
Las conversaciones de alto nivel entre Google y Motorola comenzaron hace unas cinco semanas. El consejero delegado de Google, Larry Page, y el de Motorola, Sanjay Jha, estuvieron hablando directamente entre ellos, y solo un pequeño grupo de ejecutivos participó en las conversaciones. Nuestras fuentes sugieren que el cofundador de Android, Andy Rubin, fue incorporado a las conversaciones a última hora.
¡Ay!
Motorola adquirió esta empresa el año pasado por su plataforma y herramientas de desarrollo para aplicaciones web inspirada en Cocoa. Se trataba claramente de una maniobra para protegerse de Android. Motorola podría usar la plataforma de 280 North para crear un sistema operativo parecido a WebOS, centrado en la web —uno en el que los desarrolladores que conocieran Cocoa se sintieran cómodos. Dudo que ahora esto sea una opción.
Larry Page:
Esta adquisición no cambiará nuestro compromiso con que Android siga siendo una plataforma abierta. Motorola seguirá usando licencias de Android y Android seguirá siendo abierto. Gestionaremos Motorola como una empresa independiente. Muchos socios fabricantes de hardware han contribuido al éxito de Android y deseamos seguir colaborando con todos ellos para proporcionar una magnífica experiencia de uso.
Estoy seguro de que a HTC y Samsung les encanta esta decisión.
¿Por qué haría Google algo así? (Aparte del objetivo de Page de “darle un buen empujón” a la plataforma Android, por supuesto). Paradarle un buen empujón a la cartera de patentes de Google:
Nuestra adquisición de Motorola aumentará la competencia reforzando la cartera de patentes de Google, lo que nos permitirá proteger mejor a Android de amenazas anticompetitivas por parte de Microsoft, Apple y otras empresas.
Creo que por “anticompetitivas” quiere decir “competitivas”. Pero debo admitir que no he visto venir esta maniobra, y es una solución muy inteligente a la encerrona en la que Google se ha colocado en el ámbito de las patentes móviles.
Warren Buffett pide mayores impuestos a los ingresos —a todos los ingresos— por encima de 1 millón de dólares al año:
Llevo 60 años trabajando con inversores y aún no he visto a nadie —ni siquiera cuando las tasas de ganancias sobre el capital eran del 39,9% en 1976-77— que dude en realizar una buena inversión a causa de la tasa impositiva sobre los posibles beneficios. La gente invierte para ganar dinero, y los posibles impuestos nunca han asustado a un inversor. Y a quienes afirman que los impuestos más altos perjudican la creación de empleo, les diría que se creó una cifra neta de 40 millones de empleos entre 1980 y 2000. Ya sabemos qué ha ocurrido desde entonces: menores impuestos y una tasa de creación de empleo mucho menor.